El Wáay k'éek'en, fotografía tomada del muro de Facebook de José Ic Xec.
A
José Natividad Ic Xec, wáay actor de teatro.
Hoy el terrible Wáay k'éek'en
que en la lengua
extraña de esta tierra
es el chamán cabeza de
cochino,
danzó de nuevo
la danza eterna de los
wáayes yucatecos.
Danzó
al compás de los
arpegios
de las noches unánimes
de los pueblos,
de esos pueblos
callados
que dan la bienvenida
al caminante
con sus entradas como
sombrillas de flamboyanes,
de esos pueblos
yucatecos
cargados con todos los
presagios
en sus cuatro cabos
donde las cruces
de los
báalam kaaj
guardianes
cuidan a los
pueblerinos de las acechanzas
de los malos vientos
del monte.
En el centro de esta
Villa polvosa,
en la plazuela rodeada
de los fantasmas de los
almendrones,
con su iglesia
dieciochesca
y su mustio palacio
municipal,
la conjura de los
wáayes
comienza a las doce de
la noche
mientras los viejos ven
sus últimas estrellas
y los amantes se
desgarran de deseo.
En el centro de esta
Villa polvosa,
lugar donde la nada
sucede,
la conjura de los
wáayes
comienza a las doce de
la noche.
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