martes, 1 de diciembre de 2015

Comentarios al margen de un ensayo





Me pides que te comente algo de tu trabajo, que te señale puntos, errores, críticas. Pues bien, para empezar, creo que hace falta un mayor dominio del idioma y de la escritura. No existen objetivos claros de lo que pensaste realizar, aunque hay un apartado llamado introducción que no introduce a nada más que a preguntas que en el cuerpo del texto no se abordan ni de lejos.
Tienes un manejo de las citas a pie de página bastante aceptables, aunque te recomiendo dos cosas que detecté; recordando las críticas que uno de mis maestros me hacía, ahora te lo digo para que no transites por esa misma senda umbría: trata siempre de ceñirte a un espacio temporal (y ya no digo, espacial), esos cambios bruscos de tiempo son imperdonables (pasas del XVI al XX en dos palabras), y más en textos de historia.
No utilices lenguajes tan de la cotidianidad (aunque es preciso de vez en cuando sacar de la chamarra del historiador una frase recogida en el documento, la oralidad enriquece siempre), y por eso te recomiendo que leas más, el triple si es preciso antes de querer escribir una sola línea, pues uno, en estos menesteres historiográficos, sólo aprende leyendo a otros, tenemos que ser monos imitadores al principio, como recordaba Pitol recordando a un griego: hay que ir a la yugular de todos nuestros tótems, e ir a la yugular significa digerirlos y deglutirlos lo más que se pueda.
Tu lenguaje, me preocupa tu lenguaje, tienes que mejorarlo, sé exigente con el lenguaje (algo que siempre recomiendo, es el de leer novelas, leamos bastante literatura, yo ando ahora con todo Leonardo Padura). Y otra cosa: si se te dificulta cómo redactar, si la página en blanco del monitor te aterra y te da escalofríos, hay un libro de Sandro Cohen, Redacción sin dolor, que te recomiendo muy mucho.
En la parte de la metodología de la investigación en historia, pues hay tela de donde cortar: desde El oficio de historiar, de González, o un librito socarrón de Mauricio Tenorio Trillo, o el Antimanual del mal historiador de Carlos Aguirre Rojas, o el clásico libro coordinado de Curtis, El Taller del historiador, hasta La historia en migajas de François Dosse, y así nos vamos: Formas de hacer historia, de Burke, etc. Y siendo un poco endogámico, igual te recomiendo libros de un investigador del CIESAS, muy bueno en cuanto a la metodología de la investigación en antropología e historia: Jesús Ruvalcaba Mercado (en librería de la Casa Chata, de Tlalpan, DF, lo encontrarás).
Por otro lado, pues uno siempre empieza fichando -¿sabes fichar?-, tomando notas, apuntando en cuadernos, subrayando libros, escribiendo con la escritura de araña en los márgenes de los libros: eso es necesario siempre.
En posteriores ensayos, y obviamente en la tesis, si es que te quieres casar con la tesis, te recomiendo hacer esquemas, esqueletos de lo que quieres abordar, de preferencia conjuntar apartados por temas, y que estos apartados (lo que no se vio en el texto que me entregaste), que tengan ilación, que se logren conjuntar. Pero los esquemas sólo se harán cuando tú hayas indagado y hayas hecho chillar a las fuentes. El pergamino de Clío que un maestro de donde vengo enseñó a sus discípulos, se basa en un decálogo, muy distinto a las tablas de la ley que le dieran a Moisés:

1)      Elegirás el campo (te casarás con una región o construirás tu región).
2)      Definirás el tema
3)      Planearás el trabajo
4)      Buscarás la información
5)      Almacenarás los datos
6)      Interrogarás las fuentes
7)      Explicarás los sucesos
8)      Estructurarás los apuntes
9)      Compondrás la obra
10)  Comunicarás el resultado.

Pero recuerda esto: todo comienza por una idea. El universo o el multiverso se originó por un verbo que alguien había dejado escapar: de ahí se parte siempre, de esa idea, por eso es necesario tener un buen tema, elegir y delimitar el tema.


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