domingo, 18 de octubre de 2015

Alea iacta est, o porque la bolita les cayó

La verdad, no creo a priori en las caras nuevas de Morena Yucatán como Rogelio Castro o Jazmín Villanueva, ambos, diputados de Yucatán, el uno federal, la otra estatal. Ellos están ahí no por un trabajo político previo, hay que decir, ni por una solidez de lucha concretizada en acciones desde abajo, sino por simple y buena suerte del destino, del sorteo del morenaje para dividir sus plurinominales.  
En la larga tradición de la política yucateca, los idiotas llegan al poder por medio de las componendas y los amiguismos de su partido (sea el PAN o el PRI), ahora la gente de bajas luces y sin solidez en la lucha política mediante sus dos vertientes (la praxis y la teórica), llegan por un golpe de suerte, porque la bolita les cayó en un día feliz y les cambió la traza de su anublamiento existencial, de su masificación tumultuaria, de su poca individualidad.
Creo yo que ese sistema implantado por Morena en Yucatán y en todos los estados, ha generado liderazgos de suertes que se caen o desinflan a la menor crítica posible. Eso no es el pueblo, y como dijera Lenin, el pueblo es imbécil por naturaleza. Esos liderazgos acríticos no saben qué hacer con la tremenda responsabilidad de representar a la oposición en este país donde los pesos pesados, los políticos profesionales como los Gamboa Patrón o los Manlio Fabios, se los comerán tarde o temprano.
Creo que los sorteos para elegir candidatos, aunque fueron defendidos por los cerebros de Morena ( Héctor Díaz-Polanco defendió la insaculación y refirió raíces griegas de este “melate” “democrático”), a la larga serán muy contraproducentes: en primera, se eligen a personas que a veces no tienen ni idea de lo que se juega en el legislativo; en segunda, sus pocas luces generarán una serie de parásitos asesores  que abultarán el presupuesto; en tercera, en vez de popularizar la política, la vuelven chafa, la vuelven chambona, y ponen el destino de muchos en figuras pedestres venidas por una suerte traicionera a excluir a tantos hombres y mujeres de izquierda que, si no tuvieron la suerte necesaria en la bolita, por el contrario, sí tienen la experiencia, sí tienen el criterio, y sí tienen las herramientas para cortar en seco las ansias pantagruélicas de los políticos profesionales.

Pero vale el derecho a la duda, esperemos que Rogelio Castro y Jazmín Villanueva demuestren que están ahí, además de por un patente y claro golpe de suerte, porque sí tienen los elementos para defender los intereses del pueblo.

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